Los días son cada vez más silenciosos. Se han llevado a
todas las personas que estaban en el parque. Estoy seguro de que esas pobres
gentes serán masacradas por los soldados. En la radio se informa de la “Agencia Contra Judíos” (ACJ), que se encarga de capturar y
remitir a todo judío a un campo de concentración ubicado en Yucatán.
A pesar de todo lo que hemos perdido, aún tengo el cobijo y
la seguridad de tener conmigo a mi padre, que esconde sus temores y tristezas. Me
siento protegido con el escudo de su amor, el cual me imagino sentiré también por
mis hijos y mi esposa, si es que algún día
puedo contar esa historia. Mi madre se aferra a su fe, la cual desearía tener, y
la inocencia de mi hermano, pues se conforta con los abrazos cálidos de mi
madre.
Temo que en cualquier momento nos capturen. Hemos escuchado a varias
personas comentar como se vive en el campo. Las grandes fumarolas que pareciera
no descansan nunca, donde queman cuerpos y con ellos su esperanza. Ese destino
me aterra. He pensado como será nuestro
fin si nos llegan a capturar. Mis lágrimas no son por el despojo, sino por nuestra intranquila situación.
Ayer por la noche, estábamos durmiendo en un callejón.
Mi padre pensó que ahí estaríamos seguros, pues no se veían soldados alrededor.
Al amanecer, desayunamos las últimas provisiones que tenemos, aunque son
alimentos caducados, pero con el
hambre que tenemos saben a un rico manjar.
Mis padres se abrazan, y se dicen lo mucho que se aman.
Recuerdan su historia de amor. De
repente sentí una corriente de aire frío. De lejos se veía llegar un torrente
de soldados. Ya nos habían visto, pues gritaron que nos quedáramos en el callejón
sino disparaban.
Mi padre me dijo que corriéramos lo más rápido posible a un
lugar seguro, y que cuidara mucho a mi madre y a Noel. Papá muy valiente corrió
hacia los soldados para detenerlos. Mientras nosotros corríamos hacia la avenida. De lejos vi a tres soldados golpear a papá. Él se cubría con sus manos y rogaba que
ya no le pagaran. Quería regresar para ayudarlo, pues no podía soportar como lo golpeaban con gran odio.
Corrimos hacia unas casas abandonadas, que estaban cerca de
un lago. El lugar se veía seguro.
Abrimos la puerta de la primera casa. Nos dirigimos directo al sótano.
Deje ahí a mi madre. Me apresure a regresar donde detuvieron a mi padre, aunque
mi madre me suplicó que no fuera, pues los soldados estaban a la casería de más
judíos.
Cuando llegue ya no había rastro de papá ni de los
soldados. Sin ser visto fui a la delegación, donde llevan a todos los judíos
detenidos. Justo cuando llegue sacaban a mi padre esposado como si fuera
delincuente. Lo subieron a un camión para trasladarlo a Yucatán. Pude ver la frente de
mi papá sangrando por los golpes que le dieron, y su mirada de tristeza. Me
acerque cuanto más pude. Mi padre me vio y con los ojos me hacía señas de que
me fuera. El camión partió a su destino.
2 comentarios:
Hola compañero. Solo note que te hacen falta algunas tildes. Te recomiendo que revises tu texto porque esos errores nos están costando mucho en la calificación. Pero excelente.
Muchas gracias compañera. Ya he modificado las tildes de algunas palabras donde debe ir.
Gracias.
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