Los soldados han establecido un sistema: tienen marcadas las zonas de saqueo. Golpean las puertas tras las cuales saben que les aguarda un rico botín. Nos escupen el rostro. No respetan a nadie ni a los ancianos ni a las embarazadas ni a los enfermos ni a los niños.
Varias familias huyeron con nosotros esta fría noche, pues
mañana es el último día para desalojar los hogares. Algunas personas duermen en
parques o fuera de la entrada del tren. Parecemos vagabundos.
Estoy con mi familia cubriéndome de la lluvia, bajo un
puente que nos cobija. A papá se le han
extraviado las palabras; no sabe qué hacer, pues sin dinero, sin un lugar donde
refugiarnos, sin poder buscar algún trabajo. Mi madre implora el poder divino, que
por momentos ensordecen nuestras nostalgias y nos devuelve un poco la fe. Noel
duerme sin preocupación alguna, pero es mejor que no despierte, ya que no sabe la penumbrosa situación en la que nos encontramos.
Yo miro las estrellas y la luna llena que nos alumbra. Trato de conciliar el sueño y no pensar más en esta situación.
Hoy por la mañana, a las
siete, desperté por el ruido que hace el tren al pasar por el puente. Como no
hay soldados rondando tan temprano, y mis padres y mi hermano aún están dormidos, fui a caminar a un parque, que esta cerca del puente donde nos quedamos.
En el lugar había una gran cantidad de judíos que acamparon
ahí. Ya había gente despierta recogiendo sus pertenecías y desayunando. Estaba repleto de personas. Parecía un campamento militar, pero estaba muy
acogedor. Como había muchos hermanos no se sentía la soledad, ya que en el puente donde nos quedamos está fúnebre y pasamos mucho frío en la noche.
Me regresé rápido para avisarles a mis padres que fuéramos con los demás a
dicho lugar. Cuando llegué al puente, papá ya estaba despierto. Me regañó por
irme sin avisar, pero le comenté lo del parque. Despertamos a mamá y a Noel para irnos.
Al llegar al parque, cerca de 100 o más soldados ya estaban en el lugar. Golpeaban a todos los judíos y disparaban al aire. Mis padres, Noel y yo nos escondimos en un local, que al parecer había sido
saqueado. Claramente se apreciaban los gritos de dolor, de terror y de miedo. Los soldados
dejaron de disparar, y agacharon a todos los judíos. Uno a uno se levantaba, y se
los llevaban en filas. No sabemos qué sucede. ¿A dónde se los llevan?...
2 comentarios:
Hola compañero. Me gusta mucho tu entrada. Solo note estos errores:
"...nos quedamos esta fúnebre", creo que te falta la tilde en "está".
En "los soldados dejaron de dispara", solo te falta la "r"...
Y en tu pregunta final, creo que sería mejor si pusieras "¿A dónde se los llevan?...
Pero muy buena entrada.
Muchas gracias compañera. Modificare esos errores.
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